La vida tal como la conocemos está experimentando profundos cambios que marcan el fin de una época y anuncian incluso, la sexta extinción masiva, si no somos capaces de reparar en el profundo daño que estamos causando en nuestro planeta; transformaciones que provienen de distintos sectores de la sociedad y la cultura, a un ritmo cada vez más veloz y que ponen en cuestión muchos de los desarrollos y teorías del movimiento intelectual humanista, a sus conceptos sobre la condición humana y a las normalidades y normatividades que de allí se desprendieron. Pareciera que estamos en el umbral, en zona de frontera de un nuevo descentramiento, un giro, un cambio de paradigmas.

La ciencia y la técnica, la llamada revolución digital, la robótica, la biotecnología, las transformaciones que se vienen gestando desde lo social. Colectivos que con sus luchas han conseguido hacer oír su voz y conquistado derechos; el arte, anticipando estos nuevos escenarios, protagonista también de este momento bisagra, acompañando cambios que promueven a su vez otros en los campos del Derecho, la Filosofía, la Ética, entre otros. En fin, una larga lista de mutaciones que indudablemente impacta en nuestras formas de pensar y de sentir. En nuestros modos de relacionarnos.