De intérpretes, oráculos y traductores: la interpretación en psicoanálisis

Docta es claramente una publicación joven. No sólo porque sea de tradición incipiente; tampoco porque la institución que la edita, la APC, sea
joven en relación a otras sociedades analíticas; ni siquiera porque el psicoanálisis mismo como disciplina sea joven, con su módico siglo de existencia,
si lo confrontamos con el saber que hace las veces de interlocutor en este número, el filosófico, y sus veintiséis siglos de producción incesante.

Docta es joven porque queremos que así sea. Queremos que invente su tradición en cada número, que haga de una saludable irreverencia y del espíritu crítico y a la vez abierto sus estandartes. Que vehiculice ideas y promueva debates, que refleje y a la vez incite a la reflexión sobre los meandros de nuestra práctica analítica y su lugar en la cultura y la sociedad en que se desarrolla.

Como somos una revista joven, que apenas ha echado a andar, no es ocioso’recordar los principios que alumbraron la parición de Docta, para calibrar a qué distancia nos encontramos del camino que nos marcan.

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